
Bernardo Gallardo / LA RED
ALTAMIRA.- La infraestructura, así como el equipamiento educativo en la zona rural es un tema pendiente, maestros y estudiantes, todos los días, tienen que hacerle frente y superar las adversidades para cumplir con el proceso de enseñanza y aprendizaje.
En el ejido, Ricardo Flores Magón, el salón de actos y la antigua comisaría, fueron habilitados como aulas para que los jóvenes tomaran sus clases de nivel medio superior a través del Telebachillerato, Número 14.
Aunque en apariencia se tratan de instalaciones cómodas y sólidas, éstas no cumplen con las condiciones para trabajar, un primer problema es la existencia de tres grupos, dos de ellos tienen que compartir un mismo edificio.
No existe una pared que divida el espacio, aunque tratan de mantener cierta distancia, lograr una concentración absoluta es complicado, escuchar las indicaciones de las maestras cuesta trabajo con la mezcla de voces y ecos.
“Tenemos dos grupos conviviendo en un solo espacio físico, y sí la calidad demerita mucho con el simple hecho de estar en un mismo salón compartiendo el espacio, a eso se le suma las necesidades ventilación e iluminación”, mencionó el director de este plantel, Elihú Alejandro Fernández Sánchez.
Los ventiladores tratan de disminuir el intenso calor en el interior del salón de actos, acondicionado como aula, sin embargo es una incomodidad que no desaparece y se refleja con el sudor constante.
El equipamiento es mínimo, los jóvenes estudiantes ocupan sillas de plástico y escritorios deteriorados, hay otros con mejor suerte al escuchar las clases y realizar los apuntes en un mesabanco.