ESPECIAL / LA RED DE ALTAMIRA
En un hangar antes abandonado en medio del desierto de Nuevo México, Virgin Galactic está preparando el primer puerto espacial del mundo, a fin de permitir los despegues y aterrizajes de misiones del turismo espacial.
Contará con un salón para el control de misiones, un apartado para los preparativos de los pilotos y un vestíbulo para familiares y amigos de los pasajeros, todo en un edificio de dos niveles y diseño futurístico.
Detrás de dos portones descomunales hay un espacio enorme, suficiente para almacenar dos aeronaves de Virgin Galactic y una flota de cohetes capaces de llevar seis pasajeros.
La incógnita es cuándo estará disponible el centro de Virgin Galactic para lanzar los primeros viajes comerciales al espacio. La compañía dice que primero debe realizar un pequeño número de pruebas.
El multimillonario Richard Branson, fundador de Virgin Galactic y el exgobernador de Nuevo México Bill Richardson fueron los primeros en delinear el plan para el puerto espacial, 15 años atrás.
La iniciativa se vio entorpecida por demoras en la construcción y gastos excesivos. El desarrollo de la nave espacial demoró más de lo anticipado y sufrió un duro revés en 2014 cuando su primera cápsula experimental se desintegró durante el vuelo de prueba y el copiloto murió.
Llovieron las críticas y denuncias de que el proyecto no era más que un exceso personal, pero los partidarios insistieron en que como toda iniciativa ambiciosa sin precedente, era inevitable que hubiera tropiezos al comienzo.
En días recientes, Virgin Galactic publicó en las redes sociales que su principal avión de carga había aterrizado en Nuevo México y que la base de operaciones estaba ubicada ahora en el puerto espacial. Branson anunció que las alas del cohete espacial estaban listas y que la compañía estaba construyendo varias de esas aeronaves.
El director general de Virgin Galactic, George Whitesides, declaró que una vez completados los vuelos de prueba, comenzarían las operaciones comerciales.
“Este es un momento por el cual hemos esperado mucho tiempo y estamos muy emocionados de haber llegado aquí”, dijo Whitesides en un mensaje colocado en redes sociales.
Unas 600 personas han reservado pasajes para ir al espacio, según la empresa. Cada pasaje cuesta 250 mil dólares.
Por ese precio, el pasajero viajará en un cohete que será lanzado al espacio por el avión de carga. Una vez deslindado, el cohete encenderá sus propulsores para avanzar hacia el límite de la estratósfera, antes de descender.
El vuelo de prueba más reciente alcanzó una altitud de 90 kilómetros y viajó a una velocidad equivalente a tres veces la del sonido.