Raúl Hernández Moreno
Antíoco Méndez volvió a abrir fuego en contra del Partido Verde y sostiene que está condenado a desaparecer, al menos aquí en Nuevo Laredo.
Asegura, que desde que se impuso a Gustavo Pantoja como dirigente local, el Verde ha ido en picada y que no representa nada.
Lo cierto es que con la derrota que el PRI sufrió el año pasado en Tamaulipas, dejó de ser atractivo ir en alianza con el Verde, porque este le aportó muy poco en el proceso electoral y a cambio exigió y obtuvo posiciones, como si se tratase de un partido serio.
Sin embargo, decidir ir o no en alianza con el Verde, no es una decisión que se tome a nivel estatal, sino nacional. Y en el centro la visión que se tiene de la provincia es diferente, a la que tenemos aquí. Por eso, han pasado nueve meses de que el PRI perdió la gubernatura, el congreso y 29 municipios, y todo sigue como estaba antes de la elección. Al PRI nacional no le preocupa Tamaulipas.
Y tan no le preocupa, que los consejeros nacionales que representan a Tamaulipas, pertenecen al grupo de Egidio Torre, el grupo perdedor, por lo nada de raro sería que el próximo dirigente estatal sea propuesto por Egidio y que el PRI decida ir en alianza con el Verde para el 2018, otorgándole todo, a cambio de nada, aunque se disguste Antíoco.
Los consejeros nacionales tamaulipecos son Egidio Torre Cantú, Olga Sosa Ruiz, Carlos Morris Torres, Nayely Gómez Ramírez, Griselda Carrillo Reyes, Aida Zulema Flores, Ramiro Ramos Salinas, Eduardo Hernández Chavarría y Efraín de León de León, todos surgidos de las filas egidistas. Eso manda la señal de que la estrategia para el 2018 puede ser la misma con la que se perdió en el 2016.
En otro tema, no sabemos cuál es la intención de quienes filtraron los nombres de Jaime Emilio Gutiérrez y Enrique Álvarez del Castillo como prospectos para ocupar la dirigencia del Comité Municipal del PRI que ostenta Viviano Vázquez.
Jaime Emilio viene de un proceso que se perdió. Por las razones que usted guste, pero se perdió. Ni los sectores, ni las organizaciones, aceptarían tener como dirigente a alguien que acaba de perder, cuando ni siquiera ha pasado un año del fracaso electoral. Jaime Emilio tendrá que esperar varios años para ser reivindicado o correr el riesgo de hacer cargo de un partido, partido en pedazos, y que le den un tortazo en la cara.
Respecto a Enrique Álvarez, nadie pone en dudas sus dotes de técnico, pero no es el líder que el PRI necesita en este momento, que debe ser un dirigente entron, que conozca el territorio, que sea operador. El PRI vive tiempos difíciles y no puede experimentar, como lo hizo en el 2013 cuando aceptó como dirigente a un deslucido presidente como lo fue José Ramos Zapata que peco de técnico y terminó entregando la plaza al Partido Acción Nacional.
Lo cierto para que se defina al próximo dirigente municipal del PRI, primero debe decidirse al líder estatal y en ese tema, al CEN del PRI le escurre atole por las venas. Nada le preocupa, como si la elección del 2018 fuese a ser dentro de varios años, y no dentro de 15 meses.
¿O ser que no les preocupa el 2018 porque se sienten perdidos?