Por Raúl Hernández Moreno
Andrés Manuel López Obrador va jalar votos para quienes sean candidatos a presidentes municipales, diputados federales y senadores, aquí en Tamaulipas, pero no en cantidad suficiente para ganar, si los abanderados se la pasan sobándose la panza.
Quienes aspiran a ser candidatos a Morena tendrán que hacer algo más que rascarse la panza, si es que realmente quieren ganar en las urnas, porque ya se sabe que algunos quieren ser candidatos, aunque pierdan, porque saben que si AMLO gana la presidencia de la república, valorará su esfuerzo y los hará funcionarios federales.
En el 2006 y en el 2012, AMLO obtuvo en Tamaulipas primero 324 mil 491 votos y luego bajo a 282 mil 542, lo que lo ubicó en tercer lugar y muy lejos de los 506 mil que el PAN obtuvo en el 2006 y los 600 mil en el 2012.
En Nuevo Laredo, el voto de AMLO tampoco ha sido apabullante: apenas 27 mil 078 en el 2006 y 21 mil 654 en el 2012. Fueron pocos votos, comparados con los 61 mil 156 de Felipe Calderón y los 86 mil 410 de Josefina Vázquez.
Claro, con 20 mil votos en la elección de la alcaldía, Morena metería al cabildo dos o tres regidurías, porque es evidente que tanto el PAN como el PRI van a duplicar o hasta a triplicar la votación de Morena, si es que este partido postula un candidato que se dedique a descansar en campaña, convencido de que el arrastre de nuestro Mesías Tropical es suficiente para hacerlo ganar.
En cambio si Morena postula a un elemento que sí haga campaña, que logre formar una estructura territorial de varios cientos de activistas, que reúna arriba de 600 representantes de casilla y además consiga una bolsa millonaria de más de dos dígitos, el panorama será más alentador.
Antes de las elecciones del 2016, Gastón Herrera fijo la votación de Morena en no menos de 60 mil votos, pero al final no llegó ni a dos mil, porque una cosa es planear y otra concretar.
En medio de todo esto, a los morenistas les agrado que la más reciente encuesta de El Universal fijo en 31 puntos el posicionamiento de AMLO, 23 el de Ricardo Anaya, 16 el de José Antonio Meade y 10 el de Margarita Zavala.
Meade no resultó el Mesías que los priistas esperaban. No ha crecido después de su destape y tiene las simpatías que el PRI tenía con Miguel Ángel Osorio, antes del destape de Meade. Quince puntos de diferencia con respecto al puntero son millones y millones de probables votos.
En un escenario hipotético en el que de padrón de 90 millones de electores, voten el 60 por ciento, los 31 puntos de AMLO equivaldrían a 18.6 millones de votos, contra 13.8 de Anaya y 10.8 de Meade.
El Nuevo Mesías está muy lejano del Viejo Mesías. Tiene que esforzarse más para alcanzarlo. Tiene casi siete meses para hacerlo.
Meade además de buscar alianzas con priistas, debe buscarlas con los apartidistas, con la mal llamada sociedad civil y que son los que deciden las elecciones, pues el voto duro no le alcanza a ningún partido para ganar por sí solo.
Además, los números que actualmente arrojan las encuestas, se van a mover cuando se definan las alianzas y empiece la campaña real.