
Raúl Hernández Moreno
Morena se alista a disfrazar de democrática su imposición de candidatos a cargos de elección popular. Semanas atrás los consejeros políticos estatales votaron para elegir ternas de aspirantes a la senaduría, diputaciones federales y alcaldes, que presuntamente serán electos mediante encuestas, aunque en realidad serán palomeados por López Obrador, pues Morena ni tiene dinero para mandar hacer cientos de encuestas en todo el país, ni va a correr el riesgo de que ganen personajes contrarios a AMLO. Lo vimos en la Ciudad de México, donde se hizo a un lado a Ricardo Monreal, pese a ser el más popular de todos los morenistas.
En el caso de Nuevo Laredo se habla de que la fórmula que será impuesta será la de Ramón Cantú Deándar como candidato a presidente municipal y Pedro Chapa Salinas para diputado federal, pese a que este último no resultó electo en la terna de aspirantes a ese cargo.
El año pasado Ramón Cantú participó en la elección en calidad de independiente y obtuvo 6 mil votos, que no son nada, comparados con los 76 mil del candidato ganador, Enrique Rivas.
Va a ser interesante ver cómo actúan los apartidistas que en el 2016 le dieron 6 mil votos a Ramón, presentándose como un independiente, como un elemento que no confió en los partidos y dos años después va a vender la idea de que Morena es lo máximo. No hay congruencia.
El equipo del ex independiente también haría bien en revisar el perfil de la mujer que vaya en el primer lugar de la lista de regidores, para que no se repita la historia de Lupita Carmona que lo primero que hizo al llegar al cabildo, fue olvidarse de todos y trabajar para ella misma. Tienen que escoger a un elemento que trabaje para la sociedad y para el grupo al que pertenece.
En otro tema, en el PRI están tan entrampados con el tema de la elección del nuevo dirigente municipal, que no se descarta que el puesto se declare acéfalo y que Eliseo Castillo Tejeda se quede al frente, en su calidad de delegado del Comité Directivo Estatal.
La idea suena sana, en virtud de que los diferentes prospectos que se mencionan solo tienen el respaldo de algún sector, grupo o cuadro político, lo que no contribuye a llegar unidos al proceso electoral del 2018, salvo que lo que se busque es pactar con el adversario.
Los priistas, volvemos a insistir, tienen a los propios priistas como sus principales adversarios. Tan sencillo que sería buscar un consenso y escoger al menos malo, pero nadie quiere ceder, todos se sienten la mamá o el papá de los pollitos.
A nivel nacional, con todo y que el Presidente Enrique Peña quiere como candidato presidencial a José Antonio Meade, es factible que al final autorice que el candidato sea Miguel Ángel Osorio porque sería mucho mejor candidato que el Secretario de Hacienda.
Meade podría ser buen Presidente, pero como candidato sería malísimo. Osorio sería buen candidato y como presidente… no sabemos.
Las campañas no las ganan los mejores, las ganan los más populares y para bien o para mal, ya quedaron para la historia los tiempos en que el candidato que pusiera el PRI ganaba. Y cuando no ganaba, arrebataba. Eso ya no es posible.
Meade no ha podido alcanzar a Osorio en la encuestas. El más reciente ejercicio de El Universal así lo corrobora.