Raúl Hernández Moreno
Casi un año antes de las elecciones del 2018, Héctor Garza González, El Guasón, ofreció una conferencia de prensa en un restaurante donde negó que Morena fuese a invitar a un ex alcalde a que fuese su candidato en el 2018.
Para entonces se mencionaba a dos ex, como probables candidatos de Morena; Carlos Canturosas y Ramón Garza Barrios.
Garza no solo negó que se les fuese a convocar, dijo que no los necesitaban, porque Morena estaba arriba en las preferencias de los ciudadanos y ganaría las elecciones, aún sin candidato.
Meses después se dio el curioso fenómeno de que Yeidckol Polevnsky, entonces presidenta interina de Morena, le dio la bienvenida a Ramón Garza Barrios al partido, aún sin estar afiliado, y meses después fue postulado candidato a la presidencia.
Antes de eso, el propio Andrés Manuel López Obrador le ofreció la candidatura a Canturosas. Primero lo hizo en un encuentro privado, con dos o tres testigos de por medio, y después en un evento público, ante varios miles de simpatizantes.
Y es que antes de la elección del 2018, Morena peleaba la pureza de su movimiento, pero en ese proceso electoral no solo se invitó a participar a dos ex alcaldes sino que además postuló como candidato a diputado federal a Heriberto Cantú Deándar que hasta entonces se ostentaba como panista de hueso azul y había quienes le creían, porque recordaban que en el 2001 se había lanzado como candidato a la presidencia municipal por ese partido y un par de años antes había formado parte del movimiento “Amigos de Fox”. ¿Cómo no creer que su incursión en el PAN era de a de veras y no una calentura?
En la actualidad, sigue habiendo un sector de Morena que pide cerrar filas para que ex militantes de otros partidos no ocupen ni candidaturas ni puestos de dirigencia. Los quieren haciendo talacha en el territorio, colocando pegotes y financiando las campañas, pero sin darles espacios de participación. Es un egoísmo que solo ellos entienden y que para su desgracia no comparten ni el Presidente de la República ni los principales dirigentes del partido, que a fin de cuentas son los que toman las decisiones. De muy poco sirve lo que opinen los defensores de la pureza ideológica del partido, si no influyen en las decisiones.
Morena carece de una estructura territorial, de cuadros organizados, de mecenas dispuestos a financiarlos, y las campañas se ganan con gente y con dinero. En Morena hay exceso de generales y poca tropa. Y los generales lo son porque se autoproclaman como tales, no por méritos en campaña. Así es imposible ganar batallas.
Las próximas candidaturas de Morena se van a decidir en la cúpula, igualito a como se hacía y se hace en el PRI, sistema repudiado públicamente por Morena, pero adoptado en privado. Por algo es el PRIMOR, porque el PRI nació primero.
Los morenos no solo copian al PRI, también le copian al PRD lo del canibalismo. Les gusta estar pelando entre ellos, criticarse, denostarse, descalificarse. Para ellos el enemigo está dentro.