
Por Raúl Hernández Moreno
Oscar Luebbertse destapo como aspirante a la dirigencia estatal del PRI y en Nuevo Laredo su nombre fue bien recibido.
Y es que Luebbert tiene una experiencia política y administrativa comprobada: dos veces alcalde de Reynosa, diputado federal, senador, secretario de educación, dirigente estatal del PRI.
Además, tiene la ventaja de que enfrentó y derrotó a Francisco García Cabeza de Vaca, cuando este dejo la alcaldía y pretendió dejar un sucesor que perdió en las urnas antes Luebbert.
Uno de los que en Nuevo Laredo se pronunció a su favor fue el regidor Jesús Valdez quien, al igual que Luebbert, le tocó dirigir al PRI en dos procesos electorales donde el PRI venía de perder, en 2001 y 2015. Primero recuperó la presidencia municipal y luego la diputación federal. Valdez dice que Luebbert sería el dirigente ideal para el PRI.
Dice Luebbert que el 2018 será un proceso muy complicado, en el cual el PRI no puede improvisar, sino que tiene que competir con elementos de capacidad comprobada.
El 2018 será muy complicado, porque será una elección de tercios, en la que el Revolucionario Institucional combatirá en dos frentes: por un lado la posible alianza PAN-PRD y por el otro Morena. Si se concreta la alianza PAN-PRD llegarán al inicio del proceso como favoritos, aunque no significa que tengan el triunfo asegurado. Acabamos de ver que en el Estado de México Josefina Vázquez inició como puntera y terminó en el cuarto lugar.
En otro tema, Andrés Manuel López Obrador estuvo el fin de semana en Victoria y junto a él estuvieron personajes que hasta hace poco militaron en el PRI, entre ellos Felipe Garza Narvaez, Erasmo González Robledo, Américo Villarreal, Javier Villarreal, ex tesorero con Eugenio Hernández, el ex panista José Ramón Gómez Leal, el ex candidato independiente en Nuevo Laredo. Ramón Cantú, entre otros.
Después de la derrota de López Obrador en el Estado de México, el estado de ánimo entre los militantes de ese partido y entre quienes quieren un cambio, ha cambiado y quizá eso explique por qué son pocos los militantes de otros partidos que han emigrado a Morena. Más bien dejaron sus partidos, por ya no serles redituable y porque Cabeza de Vaca no los convocó. Y si no hay forma de figurar en el PRI ni en el PAN, pues hay que buscar otras opciones.
Si hasta hace unos meses, los comerciantes, empresarios e industriales se habían hecho a la idea de que un cambio de partido podría ser sano, la postura de López Obrador frente a Venezuela, los ha hecho reflexionar. Nadie quiere que México sea una copia de Venezuela y por eso el sector empresarial ya ve con recelo al dirigente de Morena. Nadie quiere que le saqueen sus negocios, que los lleven a la quiebra, como está sucediendo en Venezuela y en donde el ejercicio de la libertad de expresión es más difícil que en México. Definitivamente que López Obrador sea una aliado de Nicolás Maduro lo hace impopular en México, no solo ante el sector privado o la prensa, sino ante todo aquel que se jacte de ser demócrata.