
Por Raúl Hernández Moreno
Lo recuerdo bien. El mismo día que el Secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong visitó Nuevo Laredo, se produjo la trágica muerte del colega Gilberto Moreno.
Fue el 26 de marzo de 2014.
Y mientras la tragedia invadía a un sector de la prensa, en las instalaciones del CITEV, Osorio Chong era recibido por la clase política priista y la panista, como la nueva esperanza de México. Se dejo querer, saludo a todo el que se le acercó, poso para a foto, acepto selfies para el facebook.
No fue una visita para hablar sobre la inseguridad, esa que en México deja un promedio de 20 mil muertes violentas al año, sino para poner en marcha un programa de protección y reintegración de los repatriados. Fue un programa para la foto.
Meses más tarde, el 31 de julio de ese año, Osorio Chong regreso a la ciudad para encabezar, ahora sí, la reunión del gabinete de seguridad federal.
Desde que está al frente de la Secretaría de Gobernación, Osorio ha estado infinidad de veces en Tamaulipas para tratar el tema de la inseguridad. En todas las visitas, incluyendo la que hizo este día a Reynosa, ha reiterado una y otra vez, la voluntad de los tres niveles de gobierno para restaurar la seguridad en Tamaulipas y en el país.
Osorio arribó a Reynosa, en donde del 2 a 9 de mayo se registraron 25 muertes relacionadas con la delincuencia organizada. Además, el 10 de mayo se registro en San Fernando el asesinato, de la activista Miriam Elizabeth Rodríguez, quien representaba a las familias de desaparecidos. Adicionalmente, en Reynosa, se detectaron tres túneles en el reclusorio de esa ciudad. Llegó a un estado caliente.
Por lo visto, el sexenio se va a terminar y en cada nueva visita que realice el Secretario de Gobernación seguiremos escuchando los buenos propósitos para ahora sí restablecer la seguridad. Es lo normal, ni modo que viniese a decir que el gobierno federal se declara vencido y acepta que la inseguridad no se puede acabar.
Más que palabras, el ciudadano de a pie quiere ver resultados en los hechos. Que las ciudades y los pueblos rurales sean seguros, en el día y en la noche, y lo mismo para ricos que para pobres. Hasta ahora todo eso es una simple aspiración, por más que los gobernantes nos digan lo contrario. ¿Les creemos a sus dichos o a lo que se ve en la vida diaria?
Cuando haya resultados, no será necesario que el Secretario de Gobernación nos visite.
A Laredo, Texas no viene ni el Secretario de Estado, ni el director nacional de la DEA, o el FBI y sin embargo, los ciudadanos se sienten tranquilos. Más que visitas de altos funcionarios, lo que el ciudadano quiere son resultados efectivos. Cuando esos se palpen, se midan en estadísticas, se vean en el mundo real, aunque no nos visite el Secretario de Gobernación, lo sabrá valorar la ciudadanía. Y no solo en el ámbito federal, en todos los ámbitos. Mientras eso llega, tener una sociedad segura es una aspiración.