Por Raúl Hernández Moreno.
La política es de circunstancias. Y las circunstancias cambian todos los días. Lo que hoy luce fuerte, seguro, amarrado, mañana ya no lo es.
Nadie imaginó hace 5 años, que José Antonio Meade fuese a ser candidato presidencial del PRI, pues ni militante era. Con el añadido de que llegó precedido con fama de haber sido secretario en el sexenio de Felipe Calderón. Muchos pensaban que militaba en ese partido.
Con el correr de los años, Meade consiguió lo que seguramente para él mismo era impensable. Y seguramente tampoco pasó por la mente de Luis Videgaray, el hombre atrás de Enrique Peña Nieto y de Meade. Videgaray buscó la candidatura para él y cuando su proyecto lo descarriló Miguel Ángel Osorio Chong, su plan B fue Meade. Y lo concreto.
La política, pues, es de circunstancias, de momentos. Las oportunidades de hoy, pueden no estar el día de mañana.
Si hasta hace algunos días, Imelda Sanmiguel estaba firme para la diputación federal por el PAN, hoy ya no lo está: la equidad de género la marginó y para Nuevo Laredo se postulará a un hombre, según nos cuentan.
La baraja panista tiene varias cartas de donde echar mano, desde Salvador Rosas, el regidor Manuel Canales, Arturo Sanmiguel, Ernesto Ferrara, por citar algunos nombres. Hay otros que el imaginario cita a petición de parte: se vale echar confeti.
Y a propósito de Salvador Rosas, sus seguidores ya no saben que hacer: si aplaudirle o ponerse a llorar.
Primero se dio su nombramiento de caricatura, como coordinador de asuntos migratorios en la dirigencia estatal del PAN, cargo equivalente al de Director de Escobas y Trapeadores, o al de Asuntos sin Importancia, para el caso es lo mismo.
Ahora se dio su visita a la presidencia municipal, lo que se difundió como un gran acontecimiento, cuando es un tema trivial.
Semanas atrás, su equipo de difusión le había dado mucho vuelo a una comelitona donde abundaron los gorrones y escasearon los comprometidos. Caritas y otros grupos comunitarios reparten mucho más comidas y lo hacen sin hacer ruido. Así deben hacer las buenas acciones.
Salvador Rosas es hombre bien intencionado, pero nada en un mar infestado de tiburones que le sonríen para hacerle creer que son sus amigos. Y él les cree.
Total, si es el gran amigo de Francisco García Cabeza de vaca debe de serenarse. Todo llegará a su tiempo.
Ni duda cabe que Cabeza de Vaca intervendrá en la selección de los candidatos del PAN en la senaduría, diputaciones federales y las principales alcaldías. Hará lo mismo que antes que él, hicieron los gobernadores priistas. La política es así, la definen los gobernantes, sin importar su color.
Ahora que la lógica indica que se tiene que ser prudente a la hora de palomear las listas de candidatos: no basta con que haya lazos de amistad, hay que escoger a los que tienen mayores posibilidades de ganar, porque los tiempos aquellos en que el partido gobernante tenía tanto poder para hacer ganar hasta a un burro, son parte de un pasado que no volverá.