Raúl Hernández Moreno
Desde hace varios días está acéfala la Secretaría de Bienestar Social, en donde despachaba Ileana Medina García.
En el año y días que estuvo al frente de la Secretaría, a Ileana le fue mal. No se sabe si por confiada, por falta de carácter o por incompetencia, pero lo cierto es que desde el arranque de la administración le fue mal. Nunca pudo despegar, se quedó atrapada en la pista de aterrizaje.
Hace algunos meses chocó con algunas regidoras que pretendieron tener más poder que ella y la trataron con desdén y como si fuese su subordinada. Y por falta de carácter, Ileana las dejó decir y hacer. No las frenó y eso es inadmisible en un funcionario de primer nivel, máxime si se tiene la confianza y el apoyo del alcalde, porque hay que decir que Enrique Rivas siempre le otorgó todo su apoyo y la dejó armar su propio equipo de colaboradores y definir sus propias estrategias de trabajo.
Después, cuando la estaban contemplando para la diputación federal, de pronto se supo que jurídicamente no podía participar por el distrito 1, porque su domicilio lo tiene en Nuevo León. Error de kínder garden.
Y en medio de todo esto, no puso orden y disciplina en la Secretaría de Bienestar Social, el brazo político de la administración. Dejo un desorden, sobre todo en los 480 comités vecinales.
Mediante los apoyos de bienestar social cada mes se favorece a 18 mil familias, lo que da una idea de la importancia de esta Secretaría.
En los próximos días se dará a conocer el reemplazo de Ileana. Tiene que ser un funcionario con sensibilidad social, que tenga empatía con los más fregados, que trabaje de tiempo completo, sin importar día y hora, por encima incluso de los compromisos familiares, que salga a las colonias e interactúe con los ciudadanos, para dialogar con ellos, escucharlos y plantearle respuestas a sus reclamos y peticiones.
Pero además, el solo nombre del nuevo titular debe enviar el mensaje de que se trata de un elemento vital para la administración, con la firme intención de corregir el desorden heredado en el menor tiempo posible. A Bienestar Social no se puede improvisar. No hay tiempo para poner a un novato y prepararlo.