Por José Dosal Hernández
Los tamaulipecos seremos testigos de una entrega-recepción inusual, ríspida, entre acusaciones y señalamientos, por el bando de MORENA, y la exigencia de pruebas por parte de los panistas, un acto protocolario de fin de sexenio en el cual debió reinar la civilidad fue transformando en una pelea callejera empezada en el salón de fiestas llamado Congreso del Estado.
Desde marzo cuando Félix García “El Moyo” sustituyó a Armando Zertuche Zuani al frente de la JUCOPO las “riñas” se tornaron más intensas y subieron de tono.
Dan la impresión que los panistas no quieren irse y los morenistas ansían revisar la caja de las galletas ($$$) al menos eso dan a entender en sus ruedas de prensa.
Lo anterior lo basó en el historial político de integrantes del grupo Morenista, cuyo triunfo aún es agridulce, y los antecedentes son de saqueo, corrupción y nepotismo y hoy pondrán nuevamente en práctica.
De no existir sorpresas por parte de las autoridades electorales, Américo Villarreal Anaya, deberá de amanecer el 1 de octubre como Gobernador Constitucional, de lo contrario se prepara el escenario para una nueva elección, muy posiblemente con otros actores.
La disputa por el poder político tamaulipeco no sólo se da en las alturas, también a nivel medio donde cientos de oportunistas lanzan amenazas o advertencias a sus rivales, incluso, algo inusual, entre periodistas se está dando una “carnicería”.
Típico o común, pues siguen reglas impuestas por Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, El Peje pone los insultos, agravios y los tundeteclas los cadáveres.
Los diputados morenistas celebran haber tumbado algunas reformas a los panistas, pero aún falta la decisión de órganos jurídico-legislativos más arriba.
Jesús Lavín Verástegui y Gerardo Peña, son quienes tienen la posibilidad de enviar un mensaje conciliador a los tamaulipecos, esperamos mañana primero de septiembre se den las cosas.