LUPITA TORRES / LA RED DE ALTAMIRA
Tampico.- Preocupa a la diócesis que la vocación sacerdotal ha disminuido considerablemente, pues de hasta 15 ingresos al seminario al año antes de la pandemia, este 2022 sólo hay 4 y se requieren al menos 50 curas para las 72 parroquias pues de los que están en servicio algunos están a punto de jubilarse, están enfermos o estudiando para asumir otra función.
El obispo de la Diócesis Tampico, José Armando Álvarez Cano dio a conocer que durante más de dos años que ha durado la emergencia sanitaria, el interés por ordenarse, se vino abajo pues se trata de un tema familiar.
“Sabemos que la pandemia ha afectado no solamente la cuestión económica, familiar sino también los procesos vocacionales, los procesos dentro de este camino es de contacto, de reuniones, de encuentros familiares y todo esto se ha visto impedido por la pandemia, ahora tenemos un da crisis muy dura en este año estarán ingresando 4 a una etapa de seminario menor y otros dos en su etapa de discernimiento”.
En contraparte y debido al tema de la salud y la jubilación, el prelado señaló que se requieren al menos 50 sacerdotes para cubrir la demanda de la feligresía en 70 parroquias que conforman la Diócesis, sobre todo en Mante donde existen iglesias que deben atender a fieles de hasta 20 ejidos o en Altamira, donde algunas abarcan 30 o 40 colonias.
Reconoció que una alternativa para brindar el apoyo a las parroquias que cuentan con un solo sacerdote y donde realmente se requieren hasta 4, es el diaconado permanente, donde hombres de familia, casados, con hijos, se entregan a este proceso que los convierte en ministros para brindar el apoyo al cura de la parroquia.
“Por el momento se están formando 18 personas que están por concluir de aquí a dos años más su diaconado permanente y eso no es una opción por la necesidad, sino que es también un ministerio propio dentro de la iglesia en Tampico”.
Señaló que hay experiencias muy grandes del diaconado permanente como en Monterrey donde se tienen cerca de 200 de estos clérigos católicos mientras que en Chiapas hay más de 400.
“Son personas casadas, con hijos que colaboran como ministros de la iglesia, es una opción que estamos considerando y que ya está en marcha aquí en nuestra diócesis”, finalizó.