
PILAR DANTÉS / LA RED DE ALTAMIRA
TAMPICO.- Viene la derrama económica de fin de año que es un imán para personas procedentes de Oaxaca y Tabasco que llegan a la zona para vender sus productos y a pedir limosna, por lo que el Sistema DIF vigila que menores de edad no sean explotados por los adultos que los traen.
Aída Feres de Nader, presidenta del DIF Tampico reconoció que en esta temporada, suele multiplicarse la migración de familias completas que se instalan en Tampico y se ha detectado que ponen a los más pequeños a trabajar, lo que se pretende impedir.
“Si la comunidad denuncia ante las oficinas del DIF, mandamos siempre al procurador y al trabajador social para que vean a las mamás, vemos en estas fechas que gente de otros lugares vienen aquí por la temporada decembrina y ponen a trabajar a sus niños”.
Señaló que los centros comerciales, cruceros y calles céntricas son elegidas por estos grupos de personas para vender o simplemente extender la mano, por lo que se ha dado a la tarea ella misma de dialogar con los adultos para prevenirles sobre cualquier riesgo al que se enfrentan los menores al andar solos por la calle.
“Queremos que nos apoyen, los niños no deben trabajar, deben estudiar, un niño chiquito, no espere que vaya el DIF, cualquier persona se debe de acercar y decirles que los niños deben estudiar, prepararse y formarse para ser personas de bien el día de mañana”.
Traen a los niños precisamente porque resultan más convincentes al momento de acercarse a las personas para realizar su venta o pedir una moneda, pero la mayoría no son de Tampico, sino que vienen de poblados lejanos, de otros estados aprovechando que son fechas en que la mayoría de la gente tiene dinero por los beneficios laborales.
“Está bien que los papás vengan y trabajen, pero lo que nosotros queremos es que no expongan a los niños, cuando a veces andan sueltos y no encontramos a ningún familiar cerca nosotros los agarramos y los llevamos a resguardar mientras ellos se presentan”, dijo la presidenta del DIF”.
Sin embargo, también sucede que horas después o al día siguiente, los menores vuelven a salir a las calles sin el cuidado que corresponde.