
PILAR DANTÉS / LA RED DE ALTAMIRA
TAMPICO.- La tradicional celebración a la virgen de Guadalupe llenó la iglesia Catedral y casi toda la ciudad, de color, algarabía, flores, escenarios para fotografía, risas y hasta llanto de los “Juandieguitos” bigotones y patilludos, así como de sus acompañantes, las niñas ataviadas con blusas de popelina, bordadas, sus faldas a rayas y debidamente maquilladas.
A madres de familia llevando casi a rastras a los pequeñitos y pequeñitas que se sentían incómodos con el vestuario extra, cargando accesorios en la espalda, el cuello o la cintura, se les vio ir y venir por plazas y parques, sobre todo cercanos a los templos religiosos.
Hubo casos en que niños y niñas se sentían grandes y caminaban por su cuenta, hasta con gusto para llegar a demostrar su adoración a la iglesia; la gran mayoría de ellos, eran premiados con alguna golosina, refresco o comida de su preferencia.
Por supuesto no pudieron faltar los danzantes, aunque ellos llegaron desde el viernes por la tarde noche, en grupos numerosos y con vestuario singular por cada uno de esos adoradores que en veces anteriores, han sido víctimas de la furia de conductores que ven obstruido el paso a casa o a la oficina.
Afuera de la Catedral, se pudo apreciar cómo estos, en su mayoría jóvenes que quieren recibir o agradecer un favor, o simplemente demostrar su cariño a la Virgen de Guadalupe, bailaron al son del tambor las coreografías ensayadas con anticipación en su lugar o colonia de origen.
CHOFERES
También los choferes de la ruta Morelos-Moralillo, realizó su peregrinación para adorar a la Virgen de Guadalupe; cientos de estos trabajadores del volante y sus familias, caminaron por las calles que comprende su recorrido habitual para dar servicio al pasajero, hasta llegar a la iglesia Catedral.