
Por Raúl Hernández Moreno
En las últimas tres semanas, el regidor Jesús Valdez Zermeño ha andado muy activo. Lo mismo participa en los eventos a los que convoca el PRI, ofrece rifas gratuitas, asiste a convivios diversos, festeja a los niños y a las familias.
Adicionalmente dio a conocer un logo con sus iniciales que es característico de las campañas políticas.
Si en los tiempos de Fidel Velázquez prevalecía la consigna de que “el que se mueve no sale en la foto”, ahora es distinto, el que no se mueve, no es tomado en cuenta y eso bien que lo practica.
Pero además, Chuy Valdez despliega entusiasmo en momentos en que el PRI está en la inacción y se comporta como un cadáver. A 11 meses de la derrota de junio del 2016, el PRI no ha hecho nada para revertir esa imagen de perdedor. En cambio, Valdez hace lo contrario, anda alegre, animado, abiertamente dice que quiere ser candidato en el 2018 y si no lo logra, lo buscará en el 2019.
Si esta actitud del regidor Valdez fuese replicada en todo el Estado, otra sería la imagen del PRI.
Sabe que obtener la candidatura no será fácil, en el pasado lo ha intentado y se ha quedado en el camino, como sucedió en el 2004 cuando iba en la lista de candidatos a regidores por el PRI y antes del registro de la planilla lo hicieron a un lado. Y lo mismo paso en el 2016, cuando busco ser candidato a alcalde y a diputado, lo valoraron, pero al final lo descartaron. De nada sirvió que un año antes, junto con Gonzalo Rivera, hayan diseñado la estrategia que le permitió al PRI ganar la elección, “haiga sido como haiga sido”, como diría el cínico de Felipe Calderón.
En el cabildo es uno de los elementos más participativos, por encima de los regidores del PAN en el que la mayoría se sienten caras bonitas y creen que levantar la mano para aprobar propuestas es suficiente.
En otro tema, el alcalde de Victoria, Oscar Almaraz Smer acaba de anunciar que este año se ejercerá un presupuesto de 300 millones de pesos en obra pública. En comparación, Nuevo Laredo aplicará 1,700 millones, es decir casi seis veces lo de Victoria y este presupuesto sigue creciendo como resultado de excedentes gestionados por el alcalde Enrique Rivas y autorizados por el gobierno federal.
Por supuesto, en toda ciudad el presupuesto de obra pública no es suficiente, siempre se requiere más y más, incluso en ciudades como San Nicolás de los Garza, donde toda la mancha urbana está ocupada, las obras nuevas se tienen que ejecutar a costa de derribar otras y sin embargo el dinero público se diluye en el mantenimiento de la infraestructura urbana.
En el caso de Nuevo Laredo, durante los últimos tres años se descuido el mantenimiento de la ciudad y ahora la administración de Enrique Rivas paga esos descuidos. Este mantenimiento tiene que ser permanente, si se desatiende, el pavimento de las calles se deteriora, surgen protuberancias que son igual de molestas que los baches. Lo ideal es tener calles planchaditas, por lo menos en los circuitos que facilitan el tráfico vehicular. Y lo mismo se debe hacer con plazas, con escuelas, con parques deportivos, con monumentos, con edificios públicos etc.