Por Guadalupe E. González
CARLOS PEÑA Ortiz, quien tenía poco más de un mes y medio de “andar a salto de mata”, por “tener una orden de aprehensión vigente”, ante una reportera de un medio local, rehusó hablar sobre la situación penal por la que atraviesa, negándose a informar qué juzgado lo amparó. Porque éste, lejos de ofrecer una respuesta sensata a la comunicadora, él le preguntó: ¿de qué medio eres? y cuando ella, se lo hizo saber “el edil”, visiblemente molesto e incómodo por la interrogante, le dijo: “a ese periódico, le está pagando el gobierno del estado”, detalle que ni le consta y no podría probarlo y, (si la empresa acusa al edil) por la ligereza con la que se condujo “al soltar la lengua”, Carlos, se estaría viendo involucrado en otra situación penal, pero lo esencialmente lamentable hoy en día, es que, “Reynosa, está siendo gobernada por un presunto delincuente”.
LO INADMISIBLE, pero además reprobable, es que un sujeto de baja calidad moral, como ha demostrado ser Carlos Peña, siga al frente de la Presidencia Municipal de esta ciudad, cuya posición obtuvo, (gracias a la presunta negociación de su madre) con Mario Delgado Carrillo, Presidente nacional de Morena, a través del intermediario Diputado Federal Erasmo González Robledo, cuyo tema, (al parecer) ya está en manos del FBI y del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, por la supuesta triangulación de los 5 millones de dólares que, dicen, hubo de por medio y pese a que, “Carlos, trae una cola” de gran dimensión y longitud, por la situación penal que enfrenta en el Juzgado de Control de San Fernando, Tamaulipas, se mantiene aferrado “a no solar el mando de la alcaldía”, valiéndose de una serie de artimañas y acciones legaloides, pero téngase la certeza que, finalmente el hijo de la doctora Maki Ortiz, como todo ciudadano común y corriente, tendrá que responder a dos interrogantes:
LA PRIMERA será rendir cuentas claras, sobre la imputación penal que le hizo con gran valor moral en el mes de mayo del año pasado (2021) el ofendido Morenista Lic. Marcelo Olan Mendoza, quien acusó a Carlos Víctor Peña Ortiz, por el delito de uso de recursos de procedencia ilícita, por la compra de un rancho de un mil quinientas hectáreas, en el municipio de Cruillas, Tamaulipas a cuyo caso, “el presunto delincuente” no ha comparecido, por temor a ser detenido y mientras, no declare, (jamás podrá demostrar su inocencia), motivo por el cual Peña Ortiz, ha tenido que andar en calidad de prófugo de la justicia.
LA SEGUNDA interrogante es que, Carlos Peña, “quiera o no”, tendrá que solucionar su problema “en lo jurídico y penal y no en lo político”, porque la acusación de la que fue objeto, no fue por situaciones políticas, sino porque incurrió en un delito que le fue debidamente configurado y eso, es lo que lo mantiene “atorado penalmente”. Y si este jovenazo piensa que, “saldrá bien Libardo”, si le echan la mano en el siguiente gobierno, para que ya no se proceda en su contra y “ya no lo anden buscando para detenerlo”, eso sería complicado para el juzgador, porque si Peña Ortiz, piensa ligeramente que, “lo sacarán del atolladero”, eso difícilmente podría concretarse para verse salvado de este lío que, “lo trae vuelto loco”, porque (meter las manos por un presunto delincuente) como es el caso que hoy nos ocupa, eso iría en contra de los principios e ideales del propio Presidente de la República Lic. Andrés Manuel López Obrador. Porque el mandatario mexicano, ha dicho que, “el no mete las manos por nadie” y obviamente no las metería por el hijo de la ex alcaldesa de Reynosa Maki Ortiz Domínguez.
Y SI CARLOS Peña, anda ejerciendo la función de alcalde, cargo para el que fue electo, y anda amparado, debería demostrar que le fue concedida la suspensión provisional o (para efectos), pero si negó responder a la interrogante formulada por la comunicadora, es porque, el presunto delincuente, con etiqueta de Presidente Municipal “no trae consigo un amparo definitivo”, para que no se le vuelva a intentar detener y si “hizo uso del fuero” que, dicen tiene por ser Consejero Presidente de la Administración de la COMAPA Reynosa, esto igual debería demostrarlo, para que el pueblo se entere “en qué condiciones penales se encuentra” o si ya está libre todo pecado judicial. Pero su negativa, deja mucho que decir, porque eso confirma que, el presidente municipal de Reynosa, “entonces algo sigue ocultando”.
HAY QUE SEÑALAR que, “por la inexplicable postura” de Carlos Peña, de negarse a hablar su verdad, sobre los delitos que enfrenta y por los que, repito, “continúa a salto de mata”, el mismo Peña Ortiz, deja entrever que, “su problema judicial” no lo ha resuelto y por eso Reynosa, “SIGUE SIENDO GOBERNADA POR UN PRESUNTO DELINCUENTE”.
LO QUE FINALMENTE les diremos es que, Carlos Peña Ortiz, como presidente municipal, ha hecho un pésimo trabajo, porque Reynosa, “se encuentra entre la inmundicia y la promiscuidad social”, porque en primer lugar, no hay la obra pública indispensable, basura por todas partes, falta de alumbrado público y Carlos, ahora que anda en líos con la ley, “más tiempo ha dedicado a andar huyendo” e intentando resolver las imputaciones, que lo han obligado a tener que ampararse para evitar que “la caiga la voladora encima”.
Por hoy es todo y hasta mañana.