Nunca es tarde para aprender
Doña Juana Martínez García, sostiene de manera firme el lápiz y a un ritmo pausado empieza a escribir su nombre sobre el cuaderno, tiene 72 años, pero se muestra entusiasmada por el reto de aprender las primeras letras.
Bernardo Gallardo / LA RED
ALTAMIRA.- Doña Juana Martínez García, sostiene de manera firme el lápiz y a un ritmo pausado empieza a escribir su nombre sobre el cuaderno, tiene 72 años, pero se muestra entusiasmada por el reto de aprender las primeras letras.
Explicó que ella nunca pudo estudiar durante su infancia, ya que tuvo que enfrentarse a la barrera de los prejuicios, a los pensamientos de que las mujeres sólo deberían de estar destinadas a las labores del hogar.
“Estoy aprendiendo unas pocas letras ya que no estudie cuando estaba chica, porque a mi papá no le gustaba la escuela, decía que no, que eso de ponerse a estudiar no servía de nada, las mujeres eran para trabajar en la casa, mejor aprende a barrer a tortear a realizar algo”, es parte de los recuerdo que tiene Juana Martínez.
Ella, al igual que otros 30 abuelitos, se reúnen en el fraccionamiento “Unidos Avanzamos”, todos los martes, para recibir sus clases por parte del Instituto Tamaulipeco de Educación para Adultos, ITEA.
Este grupo, empieza a trabajar a partir de las 10 de la mañana, bajo un techo que se acondicionó con lámina y pedazos de madera, no importa las condiciones climatológicas, siempre están listos para tomar una nueva lección.
De acuerdo a las últimas estadísticas del INEGI, en Altamira se estima que 5 Mil personas no saben leer, ni escribir; 20 mil adultos tienen rezagos a nivel primaria y 30 Mil más no concluyeron la secundaria.
Don José, de 71 años, dice que él batallaba hasta para escribir su propio nombre, tienen cerca de 5 meses de tomar clases y su avance es importante, esperando que muy pronto también pueda hacer las cuentas.
“Aquí estoy aprendiendo poco a poco, ya por ejemplo ahorita hago una letras, conozco letras que yo no conocía, vale más saber que no saber nada, vas a una parte y tienes que saber leer, tengo que saber hacer las letras”, comentó don José, mientras revisa los ejercicios desarrollados durante la jornada de trabajo.
Por su parte, Doña Juana Martínez, dice que ha tenido un importante crecimiento, en cualquier trámite puede plasmar su nombre, atrás quedó el tiempo de únicamente poner la huella digital en los documentos.
“Me gusta la idea, aprendo algo, no sé lo que era la primaria, ni matemáticas, con eso les digo todo, pero nos van a entregar un libro y yo lo tengo que sacar adelante, no importa la edad”, destacó Doña Juana.